viernes, 9 de septiembre de 2016

Marina

“Cuando te veo no me dan nervios, no me emociono, no me preocupo por quedar como un tonto. Mis ex novias eran diferentes: delgadas, tez blanca y ojos claros. No me pareces interesante. No me imagino compartir mi vida con alguien como tú.” Es lo único que recuerdo de la noche anterior. La noche en la que Misael decidió irse de mi vida. Él, un hombre mayor que yo, “ingeniero”, con cierta fascinación por las cosas materiales, su mente se cultiva a partir de publicaciones en el Facebook; un hombre de tendencias, con una relación distante con los libros mas no con la invención de historias “me fascina estar contigo”, “estas hermosa”, “pienso en ti”, “como voy a perder algo tan valioso”.
Eso me mando directamente al limbo donde la existencia es relativa, la incertidumbre y la esperanza son tan ajenas, los pensamientos no se concretan, las extremidades tienen vida propia; pedir un UBER en estas condiciones es imposible. Otra cancelación. Veinte pesos menos a mi tarjeta de débito. Lo intento de nuevo.
-¿Eres Marina?
-¿Sí?
-Soy Luis, compartiremos UBER.
Me tiende su mano para que la estreche, su mano está húmeda. Nos cae la brisa de la lluvia. Las siguientes palabras están acompañadas por lo socialmente correcto hasta que iniciamos a hablar de Janis Joplin. Ella, la razón por la que esta noche me encontró debajo de un puente peatonal.
-¡¿Hicieron un documental de Janis Joplin?! No lo sabía, ¿Lo viste en la Cineteca?
Mientras que nuestros comentarios eran sobre las películas “Solo los amantes sobreviven” y “Déjame entrar”, el UBER aparece, Luis se dirige a la puerta que se encuentra a un costado de la del copiloto y la abre.
-¿Te molesta si compartimos el asiento?
-No- le tiendo una sonrisa tan sutil como el viento de esa noche
El UBER inicia el viaje, la lluvia forma figuras en los vidrios, la música es inaudible para mis oídos y las palabras de Luis me evocaban a mis libros favoritos. -¿Chuck Palahniuk, el de “La Condenada”? -Justo él – mientras pronuncio esas dos simples palabras surge el recuerdo de aquella tarde que le dedicamos “Al Club de la Pelea” Misael y yo. Decido dejar atrás a Chuck Palahniuk para empezar con Virginie Despentes, la “diva” destroy punk de Francia, su libro “Teoría King Kong” nos lleva a hablar sobre “Stranger Things”, cuando termino de pronunciar la palabra “juego de rol” una voz con acento español atrapa mi atención, me avisa que en 300mts la conversación terminará, para ese entonces la bruma en la que habitaban mis pensamientos se ha desvanecido así como la imagen en la que me habían posicionado. Luis baja del UBER, me tiende su mano para que mi descenso sea seguro. Su mano ya no está húmeda, ahora es cálida. Nuestros ojos se encuentran, espero que él pronuncie un “adiós”, solo escucho un “nunca dejes de leer”.